Mi nombre es Fátima, y hoy les contaré un poco de mi historia. La forma en que me enteré del Programa Oportunidades es muy curiosa y particular. Soy de Chalatenango y siempre he vivido allí, pero cuando estaba en octavo grado, mi primo, quien había participado en el Programa, me envió un documento en PDF con los requisitos para aplicar, sin explicarme de qué se trataba o en qué consistía. Sin pensarlo demasiado, apliqué y entregué la documentación en San Salvador, aunque eso significaba mudarme a la capital y dejar a mis amigos y a mi mamá en mi pueblito, pero incluso con miedo, decidí intentarlo y fui seleccionada. 

¿Qué no cambió en mi vida al entrar al Programa? Literalmente, mi vida dio un giro de 180 grados. Con tan solo 14 años, me mudé a una ciudad completamente diferente, empecé a estudiar en una escuela cercana al centro de capacitación, rodeada de personas totalmente nuevas. Recuerdo mi primer día, estaba muy emocionada por esta nueva etapa y todos nos hicieron sentir bienvenidos. 

El Programa Oportunidades me enseñó tanto habilidades blandas como técnicas; me volví más independiente, aprendí a moverme por la ciudad, conocer rutas de buses y lugares. Vivía con mi hermana mayor, quien en ese momento estaba en la universidad, y con mi hermanita, que es sorda. Las tres estudiábamos y, aunque compartíamos casa, casi no nos veíamos. Mi mamá, por su trabajo, se quedó en Chalatenango. 

El Programa Oportunidades me dio resiliencia, aprendí inglés y conocimientos de computación que en mi centro escolar nunca hubiese imaginado. Me brindó empoderamiento y pensamiento crítico, me enseñó a trabajar en equipo con diferentes personalidades y a desarrollar liderazgo, al punto de convertirme en vicepresidenta del gobierno estudiantil un año. Mientras estuve en Fase 1, formé conexiones humanas genuinas con personas increíbles que hoy llamo amigos. 

En general, el Programa Oportunidades amplió mi visión del mundo y me enseñó que el cielo es el límite, que puedo soñar en grande, pero que también debo esforzarme para hacer realidad esos sueños. 

El impacto del Programa Oportunidades en mi vida ha sido inmenso, tanto para mí como para mi familia. Pero el mayor cambio fue aprender a creer en mí misma. Cuando decidí aplicar, pensé: “Voy a intentarlo, pero seguro no quedaré”, no porque dudara de mis capacidades, sino porque creía que había personas mucho mejores que yo. 

Sin embargo, pude ser parte del Programa Oportunidades, fui vicepresidenta, me gradué y, a pesar de los momentos de cansancio físico y mental, logré completar mis estudios. Además, conseguí otra beca para la universidad y recientemente tuve la oportunidad de estudiar un semestre en la Universidad Pontificia Bolivariana en Medellín, Colombia, y sin duda alguna, las habilidades que me permitieron acceder a ese intercambio las adquirí en mis tres años en el Programa Oportunidades.  

Después de graduarme, amplié mi red de contactos, participé en foros, proyectos y actividades enriquecedoras. El Programa Oportunidades me enseñó que siempre se debe estar atento para tocar puertas y aprovechar cada oportunidad. Gracias a las capacitaciones recibidas, aprendí a aplicar correctamente a becas y empleos, lo que fortaleció mi confianza y preparación para el mundo laboral. Actualmente me desempeño como Periodista de Canal 9, una experiencia totalmente nueva y extraordinaria. 

El aprendizaje más valioso que obtuve del Programa Oportunidades fue la importancia de la solidaridad y de rodearme de las personas correctas. También aprendí de la resiliencia, un valor que caracteriza a los Ciudadanos Oportunidades. Me enseñó a cuestionar, a defender mis pensamientos con argumentos sólidos y a creer que, por muy loca que parezca una idea, puede ser el inicio de algo grandioso. 

A la Fátima de 14 años, que dudaba en aplicar porque no se creía lo suficientemente “inteligente”, que tenía miedo de dejar su pueblo y mudarse a la capital, le diría que el camino no será fácil. Habrá muchas noches sin dormir, momentos de frustración en los que querrá rendirse, días en los que extrañará la comida de mamá y días en que las cosas no saldrán bien a la primera.  

Pero también le diría que estar en el Programa Oportunidades será una de las mejores decisiones de su vida, porque la ayudará a conectarse con su futuro. No solo aprenderá a resolver ecuaciones, conjugar verbos y mantener conversaciones fluidas en inglés, programar o desarrollar pensamiento crítico, sino que vivirá un aprendizaje integral que podrá aplicar en su vida. 

Hará amigos que se convertirán en familia, estudiará la carrera de sus sueños en una universidad privada con todo pagado, tendrá acceso a oportunidades que jamás imaginó, como viajar al extranjero y participar en foros de empoderamiento. 

A cualquier joven que esté interesado en aplicar al Programa Oportunidades, le diría lo mismo que a mi yo del pasado: el camino no será fácil, pero no intentarlo sería el peor error de su vida. 

Más allá del apoyo económico, el Programa Oportunidades ofrece experiencias inolvidables, viajes que enriquecen el conocimiento y momentos de convivencia que ayudan a aliviar el estrés académico. Te dará la oportunidad de descubrir lo que realmente quieres, vivir de lo que te apasiona. Así que no dudes en aplicar, porque será una experiencia que marcará tu vida.